Un equipo de investigadores del Conicet, en conjunto con la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), desplegó una red de 19 sensores en toda la provincia para monitorear la calidad del aire en tiempo real, en un esfuerzo por medir los efectos de la quema de caña y la sequía sobre la atmósfera local. El proyecto está liderado por el Laboratorio de Estudios Atmosféricos (LEA), en colaboración con el Instituto de Química Inorgánica (INQUINOA).

El magíster Facundo Reynoso Posse, investigador del Conicet y estudiante de doctorado especializado en calidad del aire, explicó a LA GACETA la importancia de estos dispositivos, que permiten a la población acceder a datos actualizados sobre el aire que respiran. 

"Estos monitores miden la cantidad de material particulado en suspensión en la atmósfera, que puede afectar la salud, especialmente en personas con patologías preexistentes como asma o EPOC", explicó Reynoso Posse.

Uno de los grandes desafíos es la precisión de los datos, ya que muchas de las estimaciones de calidad del aire provienen de imágenes satelitales, que pueden tener márgenes de error. “Lo que estamos haciendo en el laboratorio es afinar estos datos para que la población tenga acceso a información más real y precisa", detalló el investigador.

El material particulado es uno de los principales contaminantes atmosféricos, compuesto por una mezcla de polvo, humo y otras partículas. En épocas de sequía y quema de caña, estas partículas se elevan considerablemente. 

Niveles preocupantes

Según Reynoso Posse, el monitoreo en tiempo real ha mostrado niveles preocupantes en algunas zonas de Tucumán, como Villa Carmela y Bella Vista, donde las concentraciones de material particulado han superado los 30 microgramos por metro cúbico, un valor que duplica la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 15 microgramos por metro cúbico.

"Es importante no alarmarse por valores puntuales. Lo que realmente afecta a la salud es el promedio de exposición a largo plazo", indicó Reynoso Posse. Sin embargo, advirtió que durante esta temporada de quema de caña, los valores tienden a ser más altos, lo que podría tener efectos negativos, especialmente en personas vulnerables.

Además de medir el material particulado, el equipo del Conicet está desarrollando nuevas líneas de investigación, como el análisis del transporte de microplásticos y patógenos a través del aire, en colaboración con la Secretaría de Medio Ambiente y otras instituciones.

Uno de los objetivos del proyecto es que la población pueda acceder a los datos en tiempo real a través de la plataforma "Breath To Change", donde se pueden consultar los niveles de calidad del aire en diferentes zonas de la provincia. La iniciativa ha sido reconocida internacionalmente, ganando un premio de la Universidad de Chicago, que ha permitido la expansión y sostenibilidad del proyecto.

En cuanto a las soluciones, Reynoso Posse hizo un llamado a la responsabilidad ciudadana: "No debemos generar focos de incendio, ni siquiera quemar basura u hojas. Las condiciones meteorológicas actuales son extremadamente propicias para la propagación de incendios".

Finalmente, destacó la necesidad de continuar colaborando con las autoridades locales para aplicar políticas que reduzcan la contaminación atmosférica en la provincia. "Es crucial que esta información no solo sea de acceso público, sino que también se utilice para tomar decisiones que mejoren la calidad de vida de la población", concluyó Reynoso Posse.